jueves, 20 de mayo de 2010

Como ser el sumiso de tu pareja y no morir en el intento



A petición de Ella, dejo aquí unas reflexiones acerca de la vida en pareja y la D/s, o más concretamente, como ser el sum de tu pareja y no morir en el intento.

Desde mi punto de vista sum, hay varios errores que se cometen cuando se es el sumiso de tu pareja, empezando por la dificultad de distinguir cuando estás en rol y cuando no. Al principio es fácil, la relación acaba de empezar y esos momentos o sesiones se preparan o se concretan con antelación, tal noche jugamos. En este periodo, la impaciencia suele ser el pecado capital del sumiso ya que espera que a cada momento pueda ponerse a los pies de su Dom, sobre todo cuando pasan juntos bastantes horas al día y no solo por las noches. Uno se ve digamos desaprovechado, viendo que hay días que podrían convertirse en sesiones completas, o digamos llevar un día a día más estilo 24/7 que de sesión. Esto es lo que en el fondo todos deseamos pero no podemos llevar a cabo porque también todos sabemos que hay que currar para vivir, de momento claro. Así, ocurre que el sumiso llega a sentir frustración por el tiempo desaprovechado, que no perdido, porque en esos momentos crece la relación entre ambos como iguales, como personas que se quieren, por eso no es perdido. También ocurre que surgen las dudas, propias del sumiso claro, que tienen su raíz en la inseguridad que acompaña los comienzos de una relación, tanto normal como D/s. Me refiero a dudas acerca de la valía de uno mismo como sumiso, la capacidad o no de sentir los deseos tu Dom, de preguntarse si se está a la altura de sus expectativas y deseos, de no saber cómo despertar ese lado dominante de tu Dom, valga la redundancia. Esto es habitual en la mayoría de sumisos con los que he hablado, dada esa inseguridad inicial de complacer y servir los deseos de un Dom, y es difícil de sobrellevar al principio. Algunos recurrimos a “ayudas” externas para aliviar esos tiempos perdidos, conscientes en el fondo de la inutilidad de esas ayudas, que no son más que distracciones pasajeras que no alivian en nada realmente y lo único que consiguen es acentuar aún más la frustración y las dudas.

Es en el momento en que la confianza en el Dom se hace real y patente y no solamente de boquilla como suele ocurrir en el comienzo de esas relaciones, cuando empiezan a desaparecer las dudas que atenazan al sumiso y le impiden entregarse de verdad y despreocuparse de sí mismo hasta cierto punto. Dejas de hacerte esas preguntas porque confías, y sabes que dentro de esa persona que vive contigo como tu pareja, hay también otra persona que te quiere por cómo eres en tu otra faceta de sumiso. Eso no impide que de nuevo puedan surgir ciertos momentos de tirantez normales en las parejas convencionales pero con el añadido de la D/s. Esto implica una posición delicada para un sumiso y también para un Dom, ya que puede surgir la idea de que cada uno desde su posición tiene que aceptar o imponer sus criterios y deseos sobre el otro. Por eso es difícil distinguir cuándo estamos ante una pareja y cuando ante una relación D/s. A todos los que se preguntan cómo resolver este pequeño enigma, les digo en mi experiencia personal que no tiene solución, simple y llanamente. Se aprende a aceptar que la mezcla es compleja y difícil de entender, pero una vez comprendida esa complejidad, las situaciones se resuelven por sí mismas, o más bien diría que es el instinto de ambos el que, con el conocimiento y confianza mutuas, resuelve los conflictos que pueden surgir en este sentido.

Llega un momento en que la convencionalidad y la linealidad de una relación digamos normal de pareja, tiene su punto bueno, en el sentido de que cualquier cosa que se sale de ella es bienvenido por la novedad, por la diferenciación de lo anterior. Esto sucede en todas las relaciones, sean D/s o no, de modo que es totalmente aplicable al caso que nos ocupa, con la salvedad de que esa novedad no es novedad sino más bien un sentimiento de alegría contenida, de poder sacar lo que una pareja D/s lleva dentro y desea tanto expresar. Porque la expresión de esa forma de ser hace que nos sintamos más plenos, lo que le ocurre a todo el mundo en todos los ámbitos, ¿de qué sirve sentir algo si no puedes expresarlo?, sobre todo cuando ese algo implica sentimientos hacia otra persona. Es humano, en mi opinión, querer que esa otra persona sepa cómo nos sentimos hacia ella, poder hacer partícipe a esa persona de tu alegría, de tu cariño, de cualquier sentimiento que tengas y que implique a esa persona en concreto. Quizá por eso en mi caso me gusta tanto estar a cuatro patas, porque simplifica esa expresión de sentimientos con un simple gesto, una postura en la que te sientes feliz y que expresa tus deseos de sumisión hacia tu Dom, tu ofrecimiento total a sus deseos, algunos dirían que eso es la entrega, bueno llamémoslo x, en cualquier caso es esa manera de expresar los sentimientos por gestos, posturas, acciones, algo que es especialmente significativo y patente en las relaciones D/s y que las diferencian de las convencionales. Simples gestos como un “si señora”, un ponerse a cuatro patas, y otros, los que sacan nuestros verdaderos yos a la palestra y es entonces cuando podemos sentirnos nosotros de verdad.

Cuando se vive con tu Dom, hay que tener presente que no puede ser 24 horas tu Dom. Todos los sumisos deberían entender que salvo casos muy puntuales en que los Dom exigen una relación 24/7, los Dom son igual de personas que los sumisos y necesitan su espacio propio al igual que los sum. Realmente esto es aplicable a todos, Dom, sum, o sea quien sea. Sin embargo cuando hay una relación D/s por medio, en ocasiones esto se tiende a olvidar por ambas partes lo que puede ser fuente de conflictos. Desde el punto de vista sumiso puedo decir que a veces ese sentimiento de impaciencia me asalta y, aunque es pasajero y ya no deseo sentirlo, a veces es algo que no puedo evitar. Cuando eso ocurre recuerdo que la otra persona es eso, persona, y que tiene sus preocupaciones e inquietudes, y aun no teniéndolas no se puede exigir nada a nadie que no quiera darte, de modo que esa impaciencia no tiene base ni fundamento. En cuanto recuerdas esto, la cosa cae por si sola y todo vuelve a la normalidad.

Puedo decir que en mi caso, ha sido una tormentosa relación, con un principio dulce y esperanzador para ambos como suele ocurrir, con situaciones embarazosas para mí a causa de mis propios miedos e inquietudes, y quizá no solo generadas en mí, sino también en una pequeña parte por la persona a la que quiero, aunque eso si indirectamente y sin ser consciente de ello. Después de las tormentas vienen las calmas, y creo que ahora estamos en un periodo de calma prolongada, sentimentalmente hablando, las cosas parecen ir bien si somos capaces de abstraernos de los problemas cotidianos que nos preocupan. Quien sabe lo que nos traerá el futuro, pero desde luego no veo motivos para ser pesimistas, más bien al contrario, todos los signos apuntan a que la primavera está llegando y no solo para las flores.

Resumiendo lo anterior, un consejo a los sum: no seais impacientes, esperad nada y dadlo todo, entonces sereis más felices y hareis más felices a vuestros Dom. Y sobre todo confiad y sed tolerantes, todos somos personas y quien más quien menos, necesita sus momentos y tiene sus momentos. Sólo así sabrán que de verdad les perteneceis.

Hale, otro día más.