lunes, 23 de noviembre de 2009

Ángeles y Demonios



Este soy yo con otra crisis nerviosa
Mi presión se hundió, este cuerpo fue con ella
La memoria falla, siento claustrofobia
Grito mi dolor silencioso en esta gran llanura
No hay nadie aquí
Dime quien está ahí ahora
Quien está contigo

No cojo llamadas si no es su voz
No veo a nadie sino es a ella
Abro el buzón cada hora
Quizá le pegue al cartero
Quiero oír palabras de amor
Pero no con esa voz disléxica
No, yo no me separaré de ti
Pero no tuve opción

Supongo que intentaba mantenerme vivo
Pero una vez muerto no había nada que hacer aparte de
Recoger mis trozos y tumbarme
Esperando a algún ángel
Que me despertara y me dijera

“No tengas miedo.
Quiero que sepas que no estás muerto”

Bésame, ¿es esto un sueño?
¿Debería creerlo?
Por favor, prométeme que no saldré herido esta vez.

¿Soy demasiado bueno para ti?
¿O solo estoy paranoico?
¿Deberían internarme o debería decirlo más alto?

Quizá debería cerrar los ojos durante años
Y esperar que el sentimiento más fuerte
De todos los sentimientos
Se elevara
De
Ti

¿Soy real?
¿Eres tu real?
¿Esto es real?
¿Qué es real?
Dime,¿Qué es real?.

domingo, 22 de noviembre de 2009

Condiciones

¿Qué deseas?

¿Qué necesitas?

¿Puedo ser yo quien cumpla tus deseos?

¿Qué tendría que ocurrir para que aceptaras tener a un perro como yo?

Preguntas, muchas preguntas sin respuesta. Tus labios están sellados, de ellos solo la sale una respuesta, desconfianza. Me pregunto cómo podría recuperar esa confianza. Han pasado muchas cosas, muchos días. Puede que sea en los momentos más bajos, cuando no hay nada que perder, cuando poco queda de lo que un día fue, puede que haya llegado el momento verdadero en que sea capaz de aceptar cualquier condición. Será que hasta que no llegas al límite, al borde del abismo como tanto te gusta decir a ti, no te das cuenta de lo que hay arriba, solo miras abajo y cualquier cosa es buena, cualquier condición es aceptable, incluso deseada. Una palabra, una mano, un gesto, cualquier cosa que te diga que hay algo más allá, que esta habitación oscura sin puertas tiene una salida. Tú tienes la llave, y yo deseo salir. Deseo salir de mi nada indefinida y ser contigo, entrar en tu casa, ser para ti.

Estoy preparado.

Sin condiciones.

Solamente una condición. Que no haya condiciones, y si las hay, seas tú quien las ponga.
Una vez te oí decir que eras nueva, pero ya no lo eres, has abierto los ojos, has visto la decepción de la traición. Y ahora mientras miras a tu abismo particular, debes saber que yo estoy aquí contigo, e iré contigo allá abajo, y por muy profundo que sea volverás a subir. Como tus águilas que se elevan en el cielo azul de tus montañas hasta perderse entre el espacio entre las nubes y el sol. Ascenderás a tu lugar, donde siempre debiste estar como la diosa que eres, y desde donde mi egoísmo y tu confianza te arrastraron a una caída reveladora. Tantas son las cosas que has aprendido y yo contigo. Puede que tanta belleza, tanto amor, tanta pasión, haya sido imposible de creer para mí, no puede ser todo tan perfecto, o sí.

Sí, ahora estoy listo. Entrega, ya no significa nada para mí, es sólo una palabra vacía igual que lo es para ti conmigo, y es difícil creer en las palabras vacías de contenido. Ahora inventemos una palabra nueva, una que tenga contenido verdadero, que signifique todo lo que somos, si quieres que seamos, y que llegue por fin a ti. Que sea parte de tu esencia y de la mía, y que esas esencias fluyan juntas como un torrente desbocado, rugiendo al bajar por montañas de pasión, cabalgado las afiladas rocas de la dificultad, y que corran juntas hacia tus deseos que serán los míos, pues seremos una sola cosa, como dice la canción.

En la oscuridad sólo puede entrar la luz.

En el engaño sólo la confianza.

En la indiferencia sólo el deseo.

En mí sólo puedes estar Tú.

La lección primera lección está aprendida.

¿Querrás enseñarme la segunda lección?

Condiciones.

Esperaré.